Los antropólogos pertenecen a la categoría de aprendices. Gustan de
observar sin juzgar. Establecen empatía con otros con toda facilidad.
Lo ven todo con ojos de principiante, apreciando cada detalle y
sorprendiéndose de los que encuentran, al poner de lado lo que ya saben
para entrar en contacto, sin prejuicios con lo observado. Hacen inferencias
con base en su intuición. Tienen la habilidad de descubrir lo que ya estaba
ahí pero nadie había notado. Les gusta dar seguimiento a los usuarios o
usuarios potenciales a lo largo de su contacto con el servicio o producto
que su organización ofrece. Disfrutan de hablar con otros y saben generar
preguntas que les permiten revelar su postura. Su imagen es no amenazante
por lo que generan muchas respuestas auténticas.
Los polinizadores pertenecen a la categoría de los aprendices. Establecen
relaciones entre ideas o dominios lejanos. Toman su nombre de las abejas
que al visitar diferentes flores polinizan plantas que pueden tener una
gran separación entre ellas. Generalmente son personas tipo T: con una
amplia formación (es decir, en diversos ámbitos) y al menos un área de
dominio profundo o especialización. Esa formación amplia les permite tomar
ideas o conceptos de diferentes entornos para aplicarlos en otros, con lo
que promueven la innovación. Ven patrones que otros no pueden apreciar y
disfrutan de aprender través del contacto con expertos y de la lectura de
revistas y libros de forma constante. Generalmente les gusta viajar,
conocer culturas muy diversas, relacionarse de manera multidisciplinaria
y participar en proyectos variados.
Los colaboradores pertenecen a la categoría de organizadores. Aglutinan a la
gente para lograr que se haga la tarea. Son proactivos en el proceso de
reunir personas de diferentes disciplinas y áreas de la organización para
enfocarse en el proyecto. Al trabajar en equipo, generalmente ejercen
liderazgo desde el medio, usando sus habilidades diplomáticas para prevenir
conflictos y para mantener la motivación. Generan equipos cohesivos a
través de una comunicación abierta y de la práctica de compartir actividades
interesantes. Son hábiles para generar alianzas entre instituciones.
Aman la interdependencia y trabajan de manera lúdica.
Los directores pertenecen a la categoría de organizadores. Tienen la
habilidad para dar el papel protagónico a otros. Les encanta encontrar
nuevos proyectos y consideran que la química entre los miembros del equipo
es fundamental. Están ciertos que lo fundamental es escoger bien a los
integrantes del equipo. Saben que habrá dificultades a lo largo del camino
y están listos para enfrentarlas. Improvisan las técnicas, estrategias y
recursos que tienen a la mano. Usan la lluvia de ideas con frecuencia y se
les ocurren nombres efectivos para los proyectos. Dan reconocimiento a la
iniciativa y motivan a los miembros de su equipo a que tomen riesgos.
Los experimentadores pertenecen a la categoría de los aprendices.
Son curiosos, trabajadores y están abiertos a lo que la serendipia pueda
traer. Disfrutan diseñando prototipos y saben que hay que hacerlos baratos
y burdos al principio para no casarse con una idea específica. Son rápidos
para encontrar soluciones y tratan de dar satisfacción inmediata al usuario.
Están convencidos de que no existe una solución única por lo que
generalmente crean más de un prototipo para solucionar los proyectos en
que se involucran. Muchas veces dividen el problema en partes para
presentar soluciones diversas y complementarias, lo que genera un cambio
en el sistema. No tienen miedo de romper las reglas establecidas y
aprecian el input de niños y adolescentes en sus proyectos.
Los saltadores de
obstáculos pertenecen a la categoría de organizadores. Son muy
perseverantes y no hay obstáculo que no sepan sortear. Les encanta
probar cosas que no se han intentado antes y buscan nuevos ángulos
para afrontar los obstáculos. Ante situaciones de estrés no se llenan
de pánico: actúan. Convierten los obstáculos en oportunidades.
Trabajan muy bien con restricciones, tiempos límite y presupuestos
reducidos. Con frecuencia no hacen caso de la autoridad que les
indica que “se limiten a hacer su trabajo” y le “dan la vuelta” a la
burocracia. No se amedrentan con los fracasos que enfrentan: su motor
interno los lleva a seguir intentando hasta tener éxito.
Los
arquitectos de experiencias pertenecen a la categoría de
constructores. Son expertos en crear encuentros positivos con su
organización a través de productos, servicios, interacciones
digitales, eventos o espacios. Identifican lo que es verdaderamente
importante para el usuario y trabajan para crear una experiencia
excelente para él. Aunque usan los mismos recursos que los demás, los
combinan de manera memorable y original. Identifican el “viaje del
consumidor”: todos los pasos secuenciales que involucra el producto o
servicio y generan experiencias alrededor de ellos que el usuario
recordará y disfrutará. Tienen un olfato desarrollado para lo que es
auténtico y lo utilizan en sus diseños. Con frecuencia apelan al
espíritu de coleccionista de experiencias de los usuarios y crean la
motivación en ellos para probar todos los ofrecimientos de la
organización.
Los escenógrafos
pertenecen a la categoría de constructores. Consideran que el espacio
físico con frecuencia define las posibilidades de innovación y
desarrollo de una organización. Ponen especial cuidado en generar
espacios que promuevan tanto el trabajo individual como el colectivo.
Facilitan la integración de equipos y el movimiento a partir de
referentes espaciales. Son sensibles a las emociones que un espacio
debe generar y lo diseñan para promover bienestar y productividad.
Saben que si algo debe hacerse, debe localizarse en un punto que no
se pueda evitar.
Los cuidadores pertenecen
a la categoría de constructores. Su característica principal es la
empatía: tienen un interés genuino por el usuario y cuidan que su
experiencia sea siempre positiva. Representan una fuente confiable de
información y conocimiento. Les gusta el concepto de formar clubes de
usuarios, para que ellos se sientan miembros de un grupo y no sólo
consumidores pasivos. Son curadores de la oferta de la organización,
haciendo comprensible cuáles son las opciones y ventajas presentadas,
por lo que el usuario se siente tranquilo y en control. Generan
prototipos del cuidado al usuario y tienen particular dedicación para
que no se sienta perdido, por lo que lo retroalimentan de manera
constante (por ejemplo, en cuanto a la tiempo de espera en una
llamada). Generan aprendizajes sin enseñar directamente.
Los cuentacuentos
pertenecen a la categoría de constructores. Saben que una buena
historia puede generar motivación, transformar valores, potenciar la
colaboración… y saben que es importante tener claro el objetivo a
lograr antes de contarla. Son efectivos en seleccionar la anécdota
adecuada y en transmitirla para generar interés inmediato en quien la
escucha o lee. Utilizan las historias para comprender cómo piensa el
usuario y valoran las historias que ellos cuentan para entender sus
necesidades. Saben que las historias desatan emociones que permiten
que los equipos se hagan más cohesivos, que generan credibilidad y
que permiten explorar temáticas controvertidas o incómodas, además de
que facilitan dar orden al caos.