Grupos migratorios presentes en la conquista y colonización

 

 

 

Durante la segunda etapa de la colonización, en el siglo XVII, se presentó, en la primera mitad del siglo, la disminución más grave de la población aborigen, aunque para la segunda mitad se dio un repunte, tanto de la población indígena como de la mestiza. Una gran epidemia de tifo fue la causante del desplome demográfico indígena de la Nueva España a dos millones, según algunos testimonios de la época.

   
 

En este periodo se constata la entrada de extranjeros, llamados los inmigrantes prohibidos: los judíos, moriscos, protestantes, franceses, gitanos, flamencos y alemanes, que comenzaron a llegar a partir del XVI. Además, se acentuó el carácter urbano de la colonización española sobre los centros poblaciones indígenas. Los ejemplos más notables son Tenochtitlán, Tlaxcala, Cholula, en la Nueva España; Cuzco, Quito y Cajamarca en el Virreynato del Perú.

   
 

Se reafirmaron los centros poblacionales de españoles (“repúblicas de españoles”), que se encontraban separados de los pueblos de indios, a fin de mantener su seguridad y preservar su cultura.

   
 

Como resultado de la extensión de los cultivos traídos por los europeos, de la proliferación de la ganadería y de la rigidez de los sistemas de trabajo, varios grupos indígenas, huyendo del dominio colonial, emprendieron migraciones masivas a regiones montañosas e inhóspitas. Tal fue el caso de coras y huicholes en el occidente de México.

   
 

Se considera que hacia 1570 el número de españoles había duplicado los 63,000 del periodo anterior.

 

 

 

Durante la tercera etapa, en el siglo XVIII, en gran parte de los dominios españoles, la economía se vio fortalecida con la explotación de nuevos yacimientos de plata (cabe señalar el florecimiento de Guanajuato y Real del Monte en la Nueva España y el cerro de Pasco en Perú), la consolidación de haciendas proveedoras de los centros mineros y productoras de cultivos de exportación. El crecimiento de las ciudades, donde proliferaron manufacturas en textiles, cerámica y herramientas, obligó a extender los caminos carreteros. Estos cambios influyeron en una mayor distribución de la riqueza y en el surgimiento de nuevos oficios y empleos que redundaron en mejores condiciones de vida de ciertos sectores de la población, lo cual se reflejó en un crecimiento poblacional. A pesar de las epidemias de sarampión, viruela, tifo y gripe que afectaron la centuria, hubo un aumento en la población indígena aproximado de 40%, tanto en la Nueva España como en el virreinato del Perú. Hay que aclarar que para 1780 empezó a aplicarse la vacuna de viruela en los dominios españoles.

   
 

Bajo el gobierno de Carlos III, las autoridades españolas realizaron varias reformas, conocidas como Reformas Borbónicas. Con el interés de tener un mejor control de sus dominios y aplicar una administración efectiva, levantaron el primer censo de sus colonias en 1793. Éste reportó, para la Nueva España, una población de cerca 5´000,000 y para el virreinato del Perú, de 1´200,000. En este periodo se realizaron numerosas migraciones internas, resultado de las actividades económicas exitosas. Tal es el caso de las haciendas ganaderas del norte de la Nueva España, que se convirtieron en polos de atracción para inversionistas criollos y españoles.

   
 

En este siglo se realizó una inmigración de españoles de más de 60,000 personas que, a diferencia de los siglos anteriores, en que los inmigrantes venían del sur y centro de España (Andalucía y las Castillas), en esta etapa procedían del norte de la península (Galicia, Asturias y la región montañesa y vascongada). Asimismo, habitantes de las islas Canarias que se asentaron en Sudamérica.

   
 

La inmigración femenina española

   
 

Al hablar de los procesos migratorios europeos conviene hacer un paréntesis en el caso de las mujeres. Durante las primeras dos décadas del siglo XVI, las mujeres constituyeron entre 5 y 17% del total de los inmigrantes; entre 1560 a 1579 subió al 28.5%. La mayoría procedía de Andalucía y sus principales destinos eran México y Perú. Como la corona decretó que emigraran familias completas, las primeras fueron esposas e hijas. Las colonizadoras estaban motivadas por el deseo de una vida mejor, lo cual no siempre sucedió. Muchas veces quedaron desamparadas a la muerte de sus maridos y protectores, a pesar de que eran muy apreciadas entre la república de los españoles.

   
 

Estas primeras mujeres jugaron un papel muy importante como transmisoras de la cultura material y doméstica hispana, de valores y de la religión. Por lo general no eran letradas, aunque sí establecieron modelos en la ropa, cocina, decoración y la crianza de los hijos.

   
 

Los esclavos africanos

 

No se pueden entender los procesos migratorios hacia América sin mencionar cómo la esclavitud negra originó uno de los movimientos poblaciones forzados más grandes de la humanidad.

   
 

La necesidad de mano de obra esclava, que en un principio participó en los viajes de exploración, fue creciendo en el continente americano en la medida que se requirió para la explotación de los recursos agrícolas y mineros, así como para sustituir al indígena.

   
 

Posteriormente, llegaron negros africanos pertenecientes a distintos grupos: wolof, mandingas, biafras y lucumíes de Cabo Verde; berberiscos, de África del Norte, guineos y bantúes, entre otros. La diversidad de procedencia varió según los comerciantes y la época. Cabe señalar que no todos eran hombres. Se cree que un tercio de los negros llegados a América eran mujeres.

 

 

 

Europeos, africanos e indígenas.Desde los primeros conflictos entre los conquistadores y los indígenas, la presencia de esclavos africanos se hizo notar, conformando en América un elemento de trascendencia en el mestizaje físico y cultural.

   
 

La esclavitud africana no se dio de igual forma a lo largo de Hispanoamérica, ni durante la conquista ni en el periodo colonial.

   
 

Períodos

1521–1550

1551-1595

1595 – 1640

1641-1773

1774–1807

Número de esclavos ingresados a Hispanoamérica

15, 000

36,600

132,600

516,000

225,100

   
 

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Mapa de comercio triangular

Comercio triangular. En este mapa se muestra la trayectoria seguida por los barcos que salían de Europa cargados de textiles y baratijas que se intercambiaban por cautivos africanos que se vendían en determinados puertos americanos. De Ámerica salían navíos cargados de minerales y productos americanos que llegaban a Europa.

   
 

Durante el siglo XVI la demanda de esclavos fue relativamente poca, el proceso de conquista apenas se consolidaba y el indígena constituía la mano de obra requerida. Sin embargo esto pronto cambiaría.

   
 

El trabajo esclavo fue de gran importancia en la explotación de minas de plata en México y Perú; en la extracción de oro en los depósitos de aluvión en Nueva Granada; en la producción azucarera del Caribe, México y Perú; en la elaboración de vino en Perú y Argentina; en el cultivo de trigo y hortalizas en Perú, Venezuela y Ecuador; en el cuidado de ganado en Uruguay, Paraguay y México, entre otras actividades del campo. También se empleó su trabajo como sirvientes domésticos, en obrajes, artesanos especializados, vendedores de fruta y quincallería, capataces, además de otros.

   
 

Plantación de caña de azúcar. Óleo de Eduard Jéan, 1991 en Jéan Marie Drot. Haití, 500 años de Historia. En las plantaciones, amplios campos de cultivo de productos tropicales (azúcar, café tabaco, algodón, cacao, etcétera); el colonialismo en América utilizó mano de obra de esclavos negros. En las regiones donde se cultivaron estos productos, aún se conserva la huella del mestizaje étnico y cultural de la "tercera raíz".

   
 

Moralmente para la corona y la iglesia española, la esclavitud se justificaba en la necesidad de disminuir los trabajos pesados al indio, en el hecho de que los negros eran vendidos por su propia gente y eran ellos los responsables de su captura y comercio, sobre todo en su labor de cristianizar y civilizar a aquellos hombres paganos.

   
 

La resistencia de los esclavos tuvo una actividad permanente a través del cimarronaje, con algunos brotes organizados que fueron reprimidos. Un caso excepcional fue la Revolución haitiana, que logró la libertad de los esclavos. No obstante el maltrato, la asimilación del negro en Hispanoamérica se aligeró, en comparación a Estados Unidos, por medio del mestizaje.

   
 

El control comercial y explotación de la esclavitud fue lo que más preocupó a la corona. La comercialización de esclavos fue realizada a través de la cesión a privados de contratos llamados “asientos” a españoles, en un inicio, y después a ingleses y holandeses. La mayor parte de los africanos que en este periodo llegaron al Nuevo mundo fueron concentrados en México y Perú. Se trató de tener un registro y control de estos movimientos, para lo cual se decretaron a Veracruz y Cartagena como puertos exclusivos, pero el contrabando en el Caribe y Sudamérica impidió tener datos exactos de la cantidad de africanos que ingresaron a América en esta primera etapa. Este fenómeno va a estar aunado al crecimiento económico de las colonias americanas y su demanda de mano de obra. Por lo tanto, la importación de esclavos continuó en aumento en los siglos posteriores hasta el siglo XIX.

   
 

Mercado de esclavos. Óleo de Freddy Chesarard, 1991 en Jean Marie Drot. Haití, 500 años de Historia.
En determinados puertos de América se hacía la venta de los sobrevivientes de una penosa y trágica travesía. La fortaleza física del esclavo detreminaba su precio. Con el beneficio de este comercio de hombres se amasaron grandes fortunas.

   
 

Desde su llegada a América, los trabajadores africanos hicieron diversos aportes en distintos ámbitos: técnicas de cultivo, prácticas mágicas, religiosidad,  medicina tradicional, formas de cocinar, refranes, leyendas, colores, ritmos, bailes y música.

   
 

Cabe señalar que durante las primeras etapas de la colonización se dio una reducida migración de filipinos, japoneses y chinos.

   
 

Todos estos grupos étnicos se mezclaron con los hispanos e indígenas, fruto también del mestizaje biológico que caracterizó a la Colonia.

   
 
           
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